01 diciembre 2007

La carta de Ingid Betancourt


Made in Barquisimeto...

Comienzo declarando mi total ignorancia sobre el asunto de la guerrilla colombiana, las autodefensas y todo el drama interno de ese país, que desde hace unos años se ha permeado a Venezuela. Honestamente, ahora es que presto atención al drama que muchos VENEZOLANOS y hermanos Colombianos estan viviendo: El Secuestro.

Cuando vi el video de la prueba de vida de Ingrid Betancourt, de verdad que me dio mucha pena y dolor por la señora, verla encadenada, con la mirada baja, sin ánimos ni esperanza. Una mujer a la cual unos desgraciados malparidos habían hecho presa hace varios años ya. Pero luego de leer una carta, que bajo la presión de un fusil apuntandole, ella escribe, me encontre a una mujer, a una madre, a un ser humano que esta sufriendo de manera inverosimil a estas alturas del desarrollo de la civilización humana. Pense que la locura Nazi no se volvería a repetir, pero esto similar o superior.

Repito mi ignorancia sobre las causas que esgrimen esos movimientos para existir, pero no son justificables, nada que vaya en contra de la dignidad humana puede ser justificado. No puedo entender como un grupo exige reconocimiento de cualquier tipo y esos son los métodos que emplean. El mayor reconocimiento que tienen es el Infierno por asesinos y por desalmados.

Leer la carta de Ingrid es sencillamente conectarse con el sufrimiento de ella que a su vez representa el de miles de raptados tanto en Venezuela como en Colombia. El corazón se me parte de solo imaginar que así como Ella, podría ser mi mamá, mi hermana, mi hija o mi vecina la que está allí, escribiendo esas líneas. Para mi ahora todas las mujeres están representandas en Ingrid.

Señores por lo menos al momento en que nacieron fueron seres humanos, busquen esa escencia que de seguro deben guardar en alguna célula de su cuerpo y piensen, reflexionen y sientan por un segundo el dolor que le estan causando a tantos millones de personas.

Por piedad, Liberen a Ingrid... Liberen a los secuestrados.

lea aquí la Carta de Ingrid

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